Si bien hoy en día el inglés se considera la lingua franca, para comunicarse de forma eficaz con los clientes y fidelizarlos, es conveniente usar su idioma. Así, para ganarse su confianza, las empresas recurren en mayor o menor medida a servicios de traducción e interpretación.

En 2020 ha sido crucial para estas optimizar los recursos y sopesar bien a qué partidas dedicaban su presupuesto para avanzar y mantener el excelente servicio que ofrecen a sus clientes. Nosotras estamos en la misma situación y por ello pensamos constantemente en soluciones que ayuden a nuestros clientes a optimizar la partida que reservan a la traducción e interpretación.

Seguramente, en más de una ocasión, habréis recurrido a un traductor automático para ganar tiempo o ahorrar costes. La tecnología ha evolucionado y mejorado mucho, pero la traducción automática no sirve para todo.

¿En qué consiste la traducción automática, la posedición y la traducción humana? ¿Cuándo es aconsejable recurrir a cada tipo servicio?

En primer lugar, lo más importante es tener claro qué tipos de contenidos necesitáis traducir y qué uso váis a darle a cada uno.

En el caso de los contenidos no estratégicos, cuyo impacto sea menor o inexistente, podremos recurrir a una traducción automática o una posedición más o menos profunda. La reputación de la empresa no corre ningún riesgo y la calidad de la traducción final pasa a un segundo plano.

En cambio, los contenidos de tipo estratégico y con gran impacto, que ponen en peligro la reputación de la empresa, requieren siempre de una traducción hecha por profesionales.

Traducción humana, posedición y traducción automática

La traducción automática: para entender

Siempre debería reservarse a los contenidos no estratégicos, en que la reputación de la empresa no esté en juego. La calidad de la traducción tiene escasa importancia, ya que su impacto es inexistente o menor.

Su uso es ideal para traducir mensajes de chats, bots, avisos y comentarios o artículos para curación de contenidos. El objetivo es claro: queremos entender lo que leemos o nos dice un cliente para poder actuar en consecuencia.

La posedición de traducción automática: para informar

Si los textos van a publicarse, es mejor optar por el servicio de posedición. En este caso, la traducción automática se somete a una revisión y corrección por un traductor humano, que será más o menos exhaustiva en función del texto.

Posedición superficial

Se centra en el sentido y se limita a una corrección de todo aquello que pone trabas a la legibilidad (palabras desconocidas, contrasentidos, repeticiones de palabras, errores, etc.). No se trata de pulir el texto para mejorar su calidad, si no que sea lo suficientemente comprensible.

¿Cuándo recomendamos su uso? Para contenidos no estratégicos, que se utilizarán en interno, como comunicados o documentación interna de la empresa.

Posedición exhaustiva

Se asemeja a una corrección clásica. Se revisa a fondo la terminología, el tono y el sentido para que el resultado se asemeje lo más posible a un texto que hubiese traducido o redactado una persona.

Para determinados contenidos web, como la sección de preguntas frecuentes, información de productos, guías, con el objetivo claro de informar, esta posedición puede ser suficiente.

Traducción humana: para influir

Los contenidos estratégicos, con los que se quiere conseguir un gran impacto en los clientes, siempre deberían someterse a una traducción profesional. En este caso, la reputación de la empresa está claramente en juego y la calidad debe ser excelente.

Los documentos muy especializados, del ámbito técnico o tecnológico, jurídico o científico, siempre deberían confiarse a un traductor profesional, con una amplia experiencia en el tema. Asimismo, los contenidos creativos y culturales, que apelan a las emociones y los sentidos, como son los relacionados con el marketing y la publicidad, también deben ser objeto de una traducción humana.

En algunos casos, incluso se opta por una transcreación, que tiene en cuenta las peculiaridades culturales del público a quién está destinado el servicio o producto, para adaptar la traducción a ese contexto cultural distinto del original.

En definitiva, es importante aclarar previamente cuál es el objetivo de los documentos que se necesitan traducir y cuál será su impacto en los clientes y la reputación de la empresa para decidir a qué servicio conviene más recurrir.

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