Cuando acudimos a un congreso, una conferencia o una convención con ponentes extranjeros, a menudo a quien oímos –y a veces vemos– es al intérprete traduciendo sin pausa las palabras del orador durante el acto. Pero para ser capaz de hacer una interpretación de conferencias óptima, el intérprete ha tenido que recorrer un largo camino.

¿Cómo se prepara una interpretación de conferencias?

La ejecución de una interpretación, que dure 30 minutos o una jornada entera, oculta un arduo trabajo de formación y estudio por parte del intérprete.

Formación en interpretación de conferencias

Obviamente, los intérpretes de conferencia profesionales se han formado adecuadamente en alguno de los másteres de interpretación de conferencias que existen por todo el mundo. Allí han aprendido la técnica de la toma de notas para hacer interpretación consecutiva y cómo comportarse en el caso de una interpretación de enlace, y han practicado durante horas, días y meses la traducción simultánea en cabina para poder enfrentarse a cualquier situación del mundo real.

Dominio de los idiomas de trabajo

Antes de cada conferencia, el intérprete profesional debe hacer otras muchas cosas. En primer lugar debe mantener vivas y frescas sus lenguas de trabajo. El contacto constante con estos idiomas le permite conocer las sutilezas lingüísticas y culturales. Por eso lee periódicos y novelas en distintos idiomas, y ve las noticias de diferentes países para estar al tanto de la actualidad y de los personajes que la lideran en cada rincón del mundo, así como de los términos y conceptos de moda.

Estudio del tema y la documentación de la conferencia

Pero luego, antes de poder siquiera entrar en cabina, el intérprete profesional debe estudiar, estudiar y estudiar. Un buen intérprete de conferencias se meterá en el tema de la conferencia.

El intérprete consultará y estudiará a fondo la documentación del acto: programa, ponencias, diapositivas, documentos a los que haga referencia el orador e incluso el listado de participantes y sus cargos si es necesario. También buscará otras ponencias del mismo orador, intentará escucharlo (las nuevas tecnologías han ayudado mucho en este sentido) para acostumbrarse a su voz, a su cadencia y a los tics que pueda tener. Asimismo, estudiará el vocabulario pertinente en las lenguas de origen y de destino, se familiarizará con los conceptos clave, e intentará profundizar lo máximo posible en el tema.

El intérprete de conferencias no es un loro con un diccionario insertado en el cerebro, sino un profesional que versará en otra lengua los conceptos y las ideas que explica un orador en la suya propia. Si el intérprete no entiende al orador, difícilmente su público entenderá su traducción oral.

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La visión de la sala de conferencias desde la cabina del intérprete

Lo que caracteriza en general a los intérpretes de conferencia es la curiosidad por todo. Un poco como la vecina cotilla que todo lo quiere saber, los intérpretes tenemos una sed inagotable por saber de todo un poco. Por eso, ya sea una conferencia sobre tractores, sobre la cría de cerdos, sobre un tema de propiedad intelectual, o sobre el último fármaco contra el Parkinson, el intérprete se habrá preparado a consciencia, con ilusión por aprender cosas nuevas, por aumentar sus capacidades lingüísticas y su cultura general.

Los honorarios de un intérprete incluyen por lo tanto las horas de preparación y estudio previo, no únicamente las horas en que ejecuta la interpretación, sea simultánea, consecutiva o de enlace. Así pues, la próxima vez que escuchéis –o veáis– a un intérprete, no olvidéis todo el trabajo, la constancia, y las ganas de aprender que hay detrás de dicha traducción.

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