Este no va a ser el enésimo blog demonizando la inteligencia artificial.
Me parece que este sería un enfoque fallido, abocado al fracaso, porque –seamos sinceras– la IA está aquí para quedarse. Ahora lo que tenemos que conseguir (no solo traductores e intérpretes, sino todos los seres humanos) es que las máquinas trabajen para nosotros y no contra nosotros.
El sábado 27 de julio tuve la oportunidad de asistir a una conferencia organizada por la Asociación internacional de intérpretes de conferencia (AIIC) y la Asociación argentina de intérpretes de conferencia (ADICA) sobre este tema: New frontiers: an interpreter’s guide to AI galaxy.
Los y las ponentes provenían de ámbitos distintos, lo que nos permitió tener una amplia visión sobre el tema. Jonathan Downie es intérprete investigador, Stephanie Jo Kent, intérprete de lenguas de signos y socia de la taskforce Safe AI (https://safeaitf.org/guidance/, Mark Breakspear, técnico de sonido de uno de los principales proveedores audiovisuales de Oriente Medio y Naomi Bowman, directora de una empresa de servicios lingüísticos.
Inteligencia artificial frente a inteligencia humana
Si algo quedó claro es que nos equivocamos al comparar la interpretación con la traducción automática (text-to-speech). Hoy por hoy, son dos tareas completamente distintas.
El proceso de las máquinas para interpretar un discurso es el siguiente:
- Transcribir el texto
- Traducir ese texto
- Volver a pasarlo a lenguaje oral
Los intérpretes humanos pasamos directamente de un lenguaje oral codificado a otro lenguaje oral. Hasta ahora, el modelo tradicional en la teoría de la interpretación era también lineal, el Conduit model, que asume que el intérprete traduce sin añadir ni omitir nada.
No obstante, Jonathan Downie, propuso un modelo distinto, el Triangle Model, en el que el intérprete forma parte del equipo, junto con los oradores, y en el que el sentido se construye gracias al contexto. Es decir, entran en juego la entonación, los gestos, las emociones del orador y sus ironías… En definitiva, este nuevo modelo nos permite poner en valor lo que nos hace eminentemente humanos.
La inteligencia artificial todavía está en sus albores y, a pesar de lo que nos vendan desde los departamentos de márquetin de las empresas que desarrollan herramientas basadas en la IA, no es efectiva en los casos de preguntas y respuestas, ni en un juicio, ni siquiera para una presentación de ventas dónde lo más importante es la emoción que se quiere transmitir. ¡Los intérpretes humanos somos siempre la mejor solución!
El objetivo: visibilizar nuestra profesión
Quizás donde pecamos los intérpretes, y los traductores, es que no logramos mostrar al mundo lo que hacemos. Debemos explicar alto y claro que nuestro trabajo permite que el mundo sea mejor. Debemos dejar claras nuestras bazas: los intérpretes humanos somos empáticos y podemos entender qué quiere conseguir nuestra clientela, qué le preocupa y, así, ofrecerle un servicio que se adecúe exactamente a sus necesidades. Debemos insistir en que nuestro trabajo empieza mucho antes de entrar en cabina, que estudiamos a fondo para convertirnos en especialistas en el tema y, todo ello, para ayudar a nuestro cliente a ganar grandes cantidades de dinero.
En definitiva, la inteligencia artificial y cualquier tecnología es bienvenida, siempre y cuando nos ayude en nuestro trabajo.
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- Interpreting SAFE AI Task Force Guidance on AI and Interpreting Services, SAFE AI
- Interpreters vs Machines Can Interpreters Survive in an AI-Dominated World? Jonathan Downie, 2020.
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Foto de Cash Macanaya en Unsplash
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