Cada año, a finales de febrero tenemos una cita obligada: el Mobile World Congress que se celebra en Barcelona. Este año el eslogan era «creating a better future» que aunaba tecnología con los objetivos de desarrollo de Naciones Unidas. En la Fira de Barcelona pudimos ver miles de metros cuadrados de novedades tecnológicas y curiosidades más propias de las películas de ciencia ficción, como los coches sin conductor u otras maravillas.

El gran tema central de este año fue el 5G, un avance tecnológico enorme que, a pesar de lo corto del vocablo, permitirá mayor velocidad de datos, menos latencia y, por consiguiente, permitirá también avanzar en el Internet de las cosas (IoT en sus siglas en inglés) o en la construcción de ciudades inteligentes o Smart Cities. En estas últimas, por ejemplo, gracias al 5G se podrá regular mejor el tráfico y enviar información a los coches para que cojan rutas menos saturadas.

Traductam: crónica del Mobile World Congress 2018Pero en mi humilde opinión, más allá de todas estas innovaciones y gadgets, lo más interesante del Mobile son las reuniones de alto nivel organizadas para que políticos, gestores y reguladores hablen de cómo facilitar los aspectos legislativos para conseguir que el progreso sea una realidad a escala mundial, y no solo de unos pocos privilegiados. Se trata de las Ministerial Meetings que se llevaron a cabo durante tres de los cuatro días del congreso. En ellas se discutieron temas tan variopintos como la nueva subasta del espectro de frecuencias para implantar el 5G y que todos tengan su espacio: las compañías telefónicas y de internet, por supuesto, pero también los satélites que controlan la meteorología, entre otros. También se habló de nuevas apps que permiten llevar la educación a los lugares más remotos de Indonesia o que permiten que un profesor nigeriano pueda dar clases particulares a niños diagnosticados con TDAH de la otra punta del país. O finalmente, cómo usar el Big Data para el bien social. Sin duda, cuando oímos «Big Data» inmediatamente pensamos en los datos personales que las empresas recopilan y venden para lucrarse y bombardearnos con publicidad. Pero en este caso, se trataría de usar este tipo de datos para poder ayudar a las víctimas del terremoto de Chile o de las inundaciones de Guatemala.

Traductam: crónica del Mobile World Congress 2018Sin embargo, para conseguir esta inclusión en la tecnología digital de toda la humanidad, primero hay que solventar cosas tan básicas como que la electricidad llegue a todos los rincones del planeta, y que todo el mundo tenga acceso a un Smartphone, porque no cualquier teléfono sirve. Por otro lado, la nota negativa del congreso es que se obvió completamente la situación de explotación infantil en las minas de las que se extrae el cobalto necesario para la fabricación de las baterías de todos estos teléfonos que tienen que salvar el mundo.

A pesar de todo, creo que hay una luz de esperanza en todos estos avances tecnológicos porque si se usan bien podrían acabar con muchas de las desigualdades del mundo. Pero ese es un gran condicional. Habrá que ver si la bondad y la solidaridad prevalecen frente a la avaricia y las ansias de poder del ser humano. Veremos.

Imágenes captadas en el Mobile Word Congress en las pausas de las interpretaciones. Autora: Montse Martín